Acabo de publicar en colaboración un capítulo de libro analizando los pros y los contras de aplicar técnicas de big data para aprovechar la gran cantidad de datos disponible a nivel público, de manera que la toma de decisiones sea más acertada y facilite lograr los objetivos propuestos inicialmente.
Las políticas de innovación son el conjunto de medidas e instrumentos que convierten la innovación en riqueza, competitividad y bienestar para los territorios y para las personas que habitan en ellos. Y uno de los principales problemas a los que se enfrentan en la actualidad es que el cambio tecnológico y social es continuo y va a una velocidad cada vez mayor, lo que hace que las metodologías tradicionales de hacer política (analizar, diseñar, evaluar, aprender) no terminen de encajar, y surjan desajustes entre lo que se quiere conseguir y el mecanismo que se diseña para ello. Aunque el análisis de grandes cantidades de datos (big data) ha resultado ser una herramienta útil para salvar obstáculos similares en el sector privado, y existen grandes cantidades de datos públicos disponibles que apuntan a la viabilidad de la aplicación de estas técnicas, hay todavía algunas barreras que necesitan ser resueltas antes de que aplicar big data a la toma de decisiones en lo público sea lo más óptimo.

OPORTUNIDADES
La introducción de técnicas de big data abre la puerta a un montón de oportunidades para la realización de las políticas públicas: por ejemplo, la fiabilidad que suelen ofrecer estas técnicas cuando se aplican a grandes cantidades de datos, que en el caso de lo público, son de fácil acceso; la capacidad de incorporar heterogeneidad en el comportamiento de individuos o empresas a la hora de analizar diferencias en sus tomas de decisiones; la oportunidad de trabajar con observaciones que están sujetos a modelos de dependencia complejos; la posibilidad de incorporar impactos sociales y otros factores intangibles como variables del modelo, y la oportunidad de combinar los resultados de análisis numéricos con otros cualitativos como, por ejemplo, la opinión de expertos. De hecho, existen numerosos ejemplos de aplicación de técnicas de big data en políticas sociales (Predpol), políticas económicas (Billion Prices Project, InflacionVerdadera.com), o política sanitaria (Flowminder project).

RETOS
No es lo mismo tomar decisiones en la esfera de lo privado que hacerlo en lo público: cambian los tiempos, los objetivos, los agentes involucrados y hasta el mismo proceso de toma de decisiones. A la hora de aplicar técnicas de big data en el diseño y la implantación de políticas públicas surgen algunas cuestiones que pueden clasificarse en dos tipos: aquellas que afectan a las fuentes de información, datos y modelos, y las que están relacionadas con el ciclo de las políticas públicas.
En el primer grupo, la primera cuestión es mejorar la calidad y el acceso a los datos públicos. La información que existe ahora está sobre todo ligada a los procedimientos públicos, dejando fuera variables importantes que no son cuantitativamente medibles como el comportamiento de las personas ante determinadas situaciones, los valores, o la influencia de la cultura local sobre las decisiones. Tampoco es fácil inferir de datos públicos cuál podría ser el impacto de una medida o una tecnología que se implanta por primera vez; manejar esta incertidumbre supone un reto para la implantación de técnicas de big data en lo público. Por otro lado, aunque la información existente fuera de calidad y con un grado razonable de certidumbre, todavía quedaría el reto de garantizar la privacidad de los datos y la seguridad de la información que se está manejando.
Respecto a los retos relacionados con el propio ciclo de las políticas públicas, el principal reto es cambiar el proceso, de manera que el flujo continuo de información pueda ser convertido en un input valioso para la toma de decisiones. El ciclo actual de las políticas públicas está pensado para reaccionar en el medio largo plazo, lo que puede entrar en conflicto con la entrada de información de manera continua y con la necesidad de tomar decisiones de manera más ágil, esto implica una necesidad clara de reducir las rigideces y los tiempos de los procesos de la administración pública, y de manera directa, pone de relevancia la importancia de que los responsables de tomar decisiones entiendan las herramientas y las técnicas vinculadas al big data, una oportunidad para formar perfiles que puedan desenvolverse en ambos ámbitos (tecnología y política) con facilidad. También es relevante tener en cuenta que la gestión de lo público implica tener en cuenta una diversidad de agentes directa o indirectamente involucrados en los temas a tratar, lo que obliga a gestionar el análisis de grandes datos desde un punto de vista inclusivo, y además tener en cuenta que las decisiones de los agentes, sean del grupo que sea, no son siempre racionales y pueden estar influidos por prejuicios, sesgos culturales o valores diversos. El estudio del comportamiento es fundamental para poder realizar una toma de decisiones desde lo público sobre la base de grandes cantidades de datos.
Actualmente la aplicación en lo público del análisis de grandes datos tiene un fuerte potencial, pero quedan flecos por resolver y no todas las soluciones son extrapolables de las experiencias del sector privado. Sin embargo, sacar todo el potencial de la información disponible es una oportunidad para orientar las políticas públicas hacia la búsqueda de soluciones ágiles y efectivas a los problemas de los territorios y de la ciudadanía, una oportunidad para resolver los grandes retos y resituarnos en la senda adecuada de competitividad y de bienestar social.
Arrilucea, E; Bilbao, M; Herrera, J; Del Ser, J (2021) «Innovation Policies and Big Data: opportunities and challenges» in Prospectives for digital Social Innovation to Reshape the European Welfare Systems. Davide et al (Eds.) IOS Press doi:10.3233/STPC200010